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Blog de Literatura Infantil y Juvenil

LIBROS Y LECTURA

 

 

LIBROS Y LECTURA

Dícese que la adaptación del hombre a los tiempos que corren, al presente y al futuro inmediato, es esencial; y beneficioso el andar en la modernidad y no envejecer ni dormirse en el pasado. La verdad es que la ciencia evoluciona a grandes pasos y nosotros corremos veloces para no perder el barco. Mas recordemos que la ciencia generó una nueva energía, la nuclear, y que sus resultado fue la bomba atómica.

En el pasado, los chavales nos entreteníamos con la lectura de libros, comic, tebeos,… Miles de imágenes flotaban en nuestra cabeza, imágenes literarias que invadían nuestros sentidos; olores, sabores, sonidos, imágenes visuales, imágines táctiles, imágenes que nos iban relatando los autores de dichas historias y aventuras. Ellos las describían y nosotros las procesábamos en nuestra cabeza, llegándolas a sentir. Una actividad lúdica y de recogimiento, los libros, sus historias y un nosotros. “Un viaje a la luna” (Julio Verne) que nos acercaba a un futuro descubrimiento, a la emoción a lo desconocido; “20.000 leguas de viaje submarino” (Julio Verne) que nos hacía sentir un cierto temor ante el pulpo gigante, el hombre y lo inexplorado; “Tarzán”, ese niño mono que defendía la selva de la barbarie del hombre; “Los cinco”, una pandilla de mozalbetes y sus vivencias, cercanas a nuestro mundo juvenil; “Mujercitas”, con un aire femenino; “El tigre de Malasia” (Salgari); “Tintín y el secreto de las pirámides”, un joven detective y su perro Lulú. “La Rué del Percebe”, un aquí no hay quien viva en un bloque con personajes dispares y a cuál más gracioso o graciosillo;… Libros que devorábamos con avidez, familiarizándonos con los personajes, sedientos de aventuras y con el interrogante del qué sucederá en el capítulo siguiente. Ampliábamos vocabulario, la rapidez lectora se hacía notar, conocíamos lugares a través del viaje de la lectura, nos acercábamos a mundos desconocidos, nos imaginábamos a nosotros en la piel del protagonista y soñábamos.

La ciencia se deja sentir. Nace la televisión para cualquier capa social. Las imágenes que procesa son excesivamente fáciles de digerir, menos costosas; tumbados en la alfombra o en el sofá vislumbramos movimiento de actores y actrices en la pantalla chica. Dejamos de recrear las imágenes en nuestro cerebro, pues ya nos vienen dadas, con el actor de moda. Se imponen las imágenes visuales y auditivas frente a todas las demás. Y el ser humano que es cómodo, tal vez por naturaleza, va abandonando paulatinamente la lectura y la descripción personal tanto del autor como del lector. Ordenadores, videojuegos, películas y demás aparatos que matan el proceso creador del individuo se alzan con poder y dominan nuestros hobbies, nuestro tiempo libre, nuestras relaciones con el vecino y compañero de juegos,… y las lecturas se quedan en trabajos de colegio, en obligaciones de maestros. El vocabulario disminuye, se trafica con extranjerismos, la ortografía deja que desear, se economiza el lenguaje, se establecen letras distintas a las que son (mensajes en móviles), la expresión oral ni existe o es vulgar y se cae en la idiosincrasia de modernismos excluyentes de la norma. Nos convertimos en analfabetos, pero con muchos aparatos técnicos y una excelente manipulación de ellos, a pesar de saber leer y escribir. Lo demás no importa, pues tengo la última novedad en una máquina que corrompe el verdadero desarrollo integral de la persona.

Los directores de cine nos llevan a la pantalla ciertos guiones, ciertos libros; y, en el tiempo de desarrollo de la película, se pierde todo un mundo de sensaciones de las descritas por el autor, no caben todas en el celuloide. Y los actores no concuerdan con el personaje principal, pues son actores de mercado, no la estirpe de personajes ideados por el escritor.

El mundo de la lectura agoniza, agoniza el castellano, una lengua rica en expresiones, en sinónimos y antónimos, en un sin fin de… palabras escritas en bellos libros.

Ni el más sabueso de los detectives es capaz de dar con la solución al problema. La solución tal vez pase por racionalizar la pequeña pantalla en la vida del niño y del adulto; tantas y tantas telenovelas que dicen lo mismo y acaban de forma parecida, el bueno se casa con la buena y el malo desaparece; tantos dibujos animados que repiten los capítulos mañana, tarde y noche; tantos videojuegos; tanto Internet; tanto de tanto y los libros sin leer.

Si pasaran las horas y no hiciéramos la comida, ¿qué pensaríamos de ello? Pues la misma respuesta es a bambolearnos en un mundo bombardeado de “modernismos” pseudocientíficos, de escaso bagaje cultural, de un aprendizaje de escasa calidad, de lucidez inexistente y de un carácter lúdico limitado y matarife de la creación.

¿Recordáis aquellos indios de plástico, aquellos soldaditos de plomo, aquellos juguetes de latón, aquellos libros… que nos hacían recrear historias? Jugábamos, realizábamos componendas,… el sheriff encerraba a los malos, los indios se defendían de los americanos, el coche volaba, sorteaba obstáculos,…

Hoy todo es diferente y no para mejor, al igual que la energía nuclear convertida en bomba atómica. No hemos sabido administrar con talento los adelantos que la ciencia, o la industria constantemente nos ofrece.

Tal vez, de sentido común, hubiese sido no abandonar los unos por los otros, haber podido evolucionar con todos ellos, sin menoscabo de la lectura y el libro.

Alberto Blanco Manzanas

2 comentarios

Rocío Varela -

Esta claro, que tanto la televisión como las nuevas tecnologías: internet y los videojuegos han invandido las vidas de niños y adultos, y no dejan tiempo para el disfrute de la lectura y el uso de juegos de siempre.
Pero yo creo que los maestros jugamos un papel muy importante para que esto cambie, y los niños disfruten de la lectura.
Lo primero: tenemos que ser buenos comunicadores, transmisores y narradores de cuentos, es decir, si desde la educación infantil les hacemos a los niños y niñas vivenciar cuentos, que además hemos elegido para ellos. Estos disfrutarán con la lectura, su cabeza imaginará esas historias, y cada día nos pedirán más cuentos.
Segundo: en la Educación Primaria, no tenemos que dejar esa narración atrás, y tenemos que hacer que vivan los libros, hacerselos a tractivos, y ayudarles a disfrutar con la lectura.
Y yo, digo que claro, que tienen que conocer cuentos clásicos y tradicionales, pero que también hay cuentos actuales que son muy buenos.
Un buen cuento para introducir a los niños de infantil y 1º ciclo de primaria, en el mundo de los cuentos tradicionales es: "El cuento de los cuentos", con este cuento los niños y niñas tendrán ganas de conocer otros cuentos.
Bueno, por hoy decir, que los maestros somos los primeros que tenemos que gozar de la lectura u transmitirsela a nuestros alumnos y alumnas.
Rocío Varela

Javier -

Comparto una buena parte de tu reflexión. Pero el tiempo de hoy no es un tiempo refractario a la lectura. Basta ver el metro y la gran cantidad de pasajeros (más bien pasajeras) leyendo.
Hay que insisitir, hay que entablar la "pelea" a favor de la lectura, a favor de la literatura.